Sus entrañables recuerdos por las calles de Barracas, La Boca, Boedo, Belgrano, Palermo, Saavedra, Liniers y otros suburbios más de la ciudad de Buenos Aires se convirtieron, a modo de homenaje, en un vals: “Cien barrios porteños”, de Carlos Petit y Rodolfo Sciammarella, popularizado por Alberto Castillo en los años 40. Sin muchos cuestionamientos, esa canción quedó como una verdad: hasta hace poco se afirmaba que la cantidad de jurisdicciones eran 100 y no 48, como lo son en realidad. Sin embargo, quien se acerca más a ese imaginario tanguero es Ushuaia, la capital de Tierra del Fuego, que verdaderamente tiene 100 barrios. Y si se planteara como un desafío, San Miguel de Tucumán, que ya necesitaría otro vals, las supera ampliamente con unas 306 barriadas, según los datos municipales. Entre las capitales hay una ganadora.

No es difícil notar la paradoja urbana entre estas tres ciudades, por sus diferencias de tamaño, ubicación y población. La agencia Télam publica que mientras Buenos Aires alberga a unas 3 millones de personas, en Ushuaia habitan unas 75.000. En San Miguel de Tucumán, según el último censo realizado en 2010, viven unas 548.866 personas, en unos 92 kilómetros cuadrados. Por su parte, la superficie de Capital Federal es de 203 kilómetros cuadrados, y la de la capital fueguina es de 23, casi 10 veces menos.

¿Y cómo nace un barrio en la capital tucumana? En una nota publicada en nuestro diario el 11 de abril de 2010, la ciudad contaba con 260 jurisdicciones, unas 46 menos que hoy y, en ese entonces, se decía que ya no quedaban espacios en el territorio para hacer nuevas comunidades con todas las características espaciales o mobiliarias que se necesitan, como espacios verdes, escuelas y clubes. “Sólo se pueden construir complejos habitacionales en sitios chicos. El territorio de la capital ya está en más de un 90% ocupado”, precisaba el subsecretario de Planificación Urbana, Luis Lobo Chaklián. Hace unos días, según informó a nuestro diario el mismo funcionario, ese número cambió: San Miguel de Tucumán está en un 98% de ocupación y ya no tiene a dónde crecer.

La ciudad -como lo anticipó entonces Lobo Chaklián- desarrolló nuevos barrios más pequeños al oeste, como La Mago; al sur y suroeste, como Ampliación Independencia, Policial IV, Los Chañaritos; y al este, como San Marco, San Miguel, San Miguel II o Ampliación Tiro Federal, que no superan las cinco manzanas (ver mapa).

Entre los últimos barrios en formarse se encuentra Manantial Sur, cuyas 2.500 viviendas comenzaron a construirse por el Instituto Provincial de Vivienda y Desarrollo Urbano (Ipvdu) en 2013. Allí trasladaron a habitantes de diferentes asentamientos o barrios que ya no existen, como el barrio Ángela Riera, más conocido como “Villa Piolín, por ejemplo. Y con este barrio se extendieron los límites de la ciudad. Mientras que el Ejército Argentino, fue uno de los últimos “grandes” que se formaron.

Para el funcionario municipal, actualmente los barrios nacen por usurpaciones o por venta de loteos “truchos”, y que igualmente el municipio los considera barrios, ya que no hay una ordenanza que determine qué condiciones deben tener para ser considerados barrios. “Van surgiendo naturalmente, como ampliaciones (Ampliación Villa Alem). A la vez no hay un patrón que determine cada barrio. Creo que por otro lado, eso ha hecho que se pierda identidad de lo conceptual en general, pero por otro lado a la persona le gana identidad demostrar que está en un sector determinado: algunos se sienten estigmatizados por las características del barrio, y de esa forma también surgieron otras barriadas”, explicó y resaltó que para el municipio no hay diferencia entre un asentamiento y un barrio. “El objetivo es disminuir asimetrías y darle las mismas oportunidades a todos los sectores. Por este motivo también hemos incorporado a la trama urbana estos últimos años 188 barrios, abriendo calles que estaban clausuradas por la estructura vial”.

Y nace uno nuevo

La semana pasada, confiesa Yanina Luz del Valle Muñoz, subsecretaria de Desarrollo Social municipal, fue testigo de cómo se está gestando un barrio: “con el programa ‘El municipio en los barrios’ nos trasladamos a todos los rincones de la ciudad con los servicios sociales que tiene el municipio. Un día se nos acercaron unas personas para pedirnos que viéramos cómo viven, cerca del Mercofrut, a orillas de las vías: allí hay mucha necesidad de que se arregle el espacio público. Esa fue la demanda específica que nos hicieron. Aún no tienen nombre, pero va tomando forma de barrio”.


Ya no existe Peligro, La Laguna o Quinta Vieja

En 1913, José Ignacio Aráoz recogió y publicó las memorias juveniles de Florencio Sal sobre nuestra ciudad en un libro denominado “Lo que era la ciudad de Tucumán ochenta años atrás”. La publicación fue hecha por el Gobierno de Tucumán, con motivo del Centenario de la Independencia. Esos recuerdos fueron fijados hacia la tercera década del siglo XIX, tiempos de Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires y de Alejandro Heredia en Tucumán.

Según la publicación en la esquina de Chacabuco y Crisóstomo Álvarez empezaba el “barrio del Tarco, o del Peligro”; en San Lorenzo y Entre Ríos, el “Barrio del Bracho”. En la esquina de Balcarce y Santiago, ya se estaba en pleno “Barrio Las Cañas”. La plaza Yrigoyen era “La Quinta Vieja” y la actual plaza San Martín era “La Laguna”.

Carlos Páez de la Torre (h) publicó en su columna Apenas Ayer (con fecha del 3 de abril de 2008) titulada “Denominaciones ya esfumadas” que, en 1925, Antonio M. Correa publicó su pionera “Geografía de Tucumán”.

“Enumera allí -dice el historiador- una serie de nuevos barrios, que empezaban inmediatamente después de las cuatro avenidas o bulevares, como entonces se decía: Alta Gracia al nordeste, y al este, Nuevos Mataderos, Villa Pellegrini, Villa Liniers, Villa Lobo, Villa Bourguignon, Villa Padilla, Villa 9 de Julio y Villa Rosa. Informaba Correa que al sudoeste está La Ciudadela, y al sud otro núcleo de población unido a la estación del Ferrocarril Noroeste Argentino, y Villa Alem en seguida. Y agregaba que ‘quedan otras más al oeste, como Villa Luján, por donde cruza el tranvía rural’. (...) Una mirada a esta rápida lista de nombres muestra que sólo subsisten actualmente muy pocos de ellos. A la gran mayoría, solamente una minuciosa búsqueda podría ubicar el ámbito que abarcaban. Y no sólo en la ciudad”.


¿Cómo era antes?

Este es El plano más antiguo que tiene Catastro
Un plano de la ciudad hecho en tela, con fecha de 1897 y firmado por Zenón Santillán, fue expuesto hace unos meses en una muestra que se realizó en el Centro Cultural Virla de la UNT. “Planos e imágenes de 120 años de vida urbana” se denominó la exposición, que reunió parte del archivo de la Dirección de Catastro y Edificación Municipal. La muestra también incluyó documentación desde fines del siglo XIX, como planos realizados sobre tela o papel y fotografías, entre otros elementos. En el mapa se pueden ver los límites de la ciudad marcado por las quintas. Como referencias, se nombran al extinto cabildo; a clubes como Social y Progreso; y Casa de Huérfanas; entre otros lugares que desaparecieron. 
El plano más antiguo que tiene Catastro
Un plano de la ciudad hecho en tela, con fecha de 1897 y firmado por Zenón Santillán, fue expuesto hace unos meses en una muestra que se realizó en el Centro Cultural Virla de la UNT. “Planos e imágenes de 120 años de vida urbana” se denominó la exposición, que reunió parte del archivo de la Dirección de Catastro y Edificación Municipal. La muestra también incluyó documentación desde fines del siglo XIX, como planos realizados sobre tela o papel y fotografías, entre otros elementos. En el mapa se pueden ver los límites de la ciudad marcado por las quintas. Como referencias, se nombran al extinto cabildo; a clubes como Social y Progreso; y Casa de Huérfanas; entre otros lugares que desaparecieron.